Después de sólo seis meses como trabajadora social clínica, me quedé exhausto. El trabajo para el que había pasado años entrenándome era muy exigente emocionalmente y sentía la expectativa de desarrollar una piel más gruesa, ser menos sensible y, en última instancia, cambiar quién era para que esta carrera funcionara para mí.
Creo que los terapeutas/ayudantes necesitan más apoyo. Nos beneficiamos de la supervisión y la conexión con nuestros compañeros, pero cuando somos energéticamente sensibles, este trabajo puede presentar desafíos únicos y a menudo pasados por alto.